Cada mañana al amparo de las apariencias se echa a perder un mundo
Los ojos son la trampa. El hombre mira el mundo
ante sí y no ve las señales del misterio por donde lo inefable se cuela en los
entres. El misterio, lo real, lo abierto, escasamente adhiere a la realidad del
mundo. Perfora y socava su tejido. Allí vive todo lo que desnaturaliza lo
mundano, es el lugar de lo extraño que resta siempre extraño, una reserva de la
que nunca podríamos apropiarnos. El hombre desconoce lo real pero a su pesar se
haya de cabo a rabo atravesado por él
En toda vida existe algo que no se deja reducir,
un exceso indecible, inapresable, resistente a las explicaciones, un resto como lo
oscuro, pero ese resto es justamente lo que alerta sobre nuestra
realidad, lo que impide que se cierre, lo que provoca la creación de nuevos
espacios sin centro anteriores a la identidad donde sea posible inventar la
propia voz para decirnos. Líneas de fuga, devenires que apartan al hombre de la
norma para encontrar su singularidad
El arte, la poesía, apelan a un mundo donde
imágenes desconocidas quebranten e hipnoticen la sensibilidad de los hombres,
que los hagan abandonar su justificación psicológica, política, religiosa, filosófica, social,
y los incline hacia lo extraordinario, que provoque el trance y la
insubordinación del sentido común, el desafío a la tiranía de las imposiciones,
buceando en el más allá del lenguaje, en la retirada de la palabra, en la ablación
de las referencias, donde se revela otra realidad debajo del cuadro
distorsionado y burdo de un mundo que ha perdido los estribos. Pensar siempre
es una especie de violencia sobre la opinión, es dejar ese territorio de
siempre que recorremos para no perdernos y vagabundear por zonas marginales.
Ser y pensar en la inmanencia pero apuntando hacia lo ilimitado
El arte no debería comentarse porque la palabra no puede transmitir lo que la obra dice, solo podemos farfullar alguna aproximación, el resto somos nosotros interpretando desde un monótono ego central, invadiendo el territorio del silencio, bloqueando lo genuino de cada uno y usurpando el gesto del artista. Son
los restos que se resisten a la significación los que fundan la existencia del
arte. Esta manera de ver provoca confrontaciones tanto estéticas como
ideológicas y abstrusas teorías sobre el compromiso del artista que, en
realidad, radica nada más que en una voluntad determinada hacia el misterio
último de lo real y no al servicio de una subjetividad apropiadora. Trabajando
con la conciencia de nuestra precariedad, de nuestra falta, la obra dice sin
apelar a una representación que soporte lo que ingenuamente " queremos" decir
El arte es la irrepetibilidad, la irreferencialidad como destino porque lo real extraña la imagen. El arte se extiende a lo largo y a lo ancho de la vida toda, incluyendo las miserias e injusticias políticas y sociales, sin necesidad de mencionarlas. Por eso es desadjetivado, es arte y nada más. Y nada menos
2016