porque respeto profundamente su creatividad como admiro a todos los que siguen su propio camino al margen de lo qué conviene filmar y para quienes y si gusta o no
Casi todas las críticas adolecen del mismo pecado, de una exigencia de no verse defraudados cuando la creación transita unos atajos que no concuerdan con sus expectativas ni con su manera de ver el arte y el mundo y quizá también con no alcanzar a excavar debajo de todo el vértigo de su cine esa filosofía del mundo que el director vierte en cada escena escamoteada probablemente bajo la pátina de todos sus increíbles recursos que son muchos y que ha sabido plasmarlos a través de todas sus obras
Creo que a Anderson esta circunstancia lo tiene sin cuidado. Estoy convencida que no es de este mundo y que proviene de un gen extra-ordinario que lo impulsa a crear y a recrearse continuamente lo que provoca que parezca que se repite cuando en realidad lo que sucede es una dialéctica entre lo que lleva adentro y la diseminación de su diferencia
Sin ir más lejos, reconocemos sus marcas tanto visuales como narrativas, sus relatos embutidos unos dentro de otros, la influencia del escenario teatral donde los telones suben y bajan, cambiando los escenarios y por los que los auxiliares pasan ceremoniosamente por delante ignorando la cámara - sumisa solo a Wes por alguna extraña conexión - la maestría y la astucia conque Anderson maneja esa herramienta tan valiosa, el “cinismo”, esa distancia que logra creando un clima emocional único donde se dan la mano los personajes niños – adultos (que siempre seguimos desde su primera aparición ) entre la seriedad conque hablan de sus problemas y sus conductas infantiles
Pero hoy los seres humanos sufren la ansiedad de la “novedad” que tiene el más alto valor de exposición en todos los ámbitos, y quizá el aburrimiento sea la respuesta a este último tramo de este director
La maravillosa Historia de Henry Sugar
El desratizador,
El cisne
Veneno
donde Wes se inclina por un clima oscuro y más bien siniestro que nunca habíamos avizorado antes en su obra. Los cuatro cortos se basan en los libros homónimos de Roald Dahl, autor británico de cuentos para adultos sobre niños. Obviamente tenía que atraer poderosamente al director
El arte no debería comentarse porque la palabra no puede transmitir lo que la obra dice, solo podemos farfullar alguna aproximación, el resto somos nosotros interpretando desde un monótono ego central, invadiendo el territorio del silencio, bloqueando lo genuino de cada uno y usurpando el gesto del artista. Son los restos que se resisten a la significación los que fundan la existencia del arte
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Mayo 1 de 2025