desplegar menu

756 - Wes Anderson
Wes Anderson me sigue sorprendiendo, y nunca espero de él otra cosa que la que veo,

porque respeto profundamente su creatividad como admiro a todos los que siguen su propio camino al margen de lo qué conviene filmar y para quienes y si gusta o no

Casi todas las críticas adolecen del mismo pecado, de una exigencia de no verse defraudados cuando la creación transita unos atajos que no concuerdan con sus expectativas ni con su manera de ver el arte y el mundo y quizá también con no alcanzar a excavar debajo de todo el vértigo de su cine esa filosofía del mundo que el director vierte en cada escena escamoteada probablemente bajo la pátina de todos sus increíbles recursos que son muchos y que ha sabido plasmarlos a través de todas sus obras

 

Creo que a Anderson esta circunstancia lo tiene sin cuidado. Estoy convencida que no es de este mundo y que proviene de un gen extra-ordinario que lo impulsa a crear y a recrearse continuamente lo que provoca que parezca que se repite cuando en realidad lo que sucede es una dialéctica entre lo que lleva adentro y la diseminación de su diferencia

 

Sin ir más lejos, reconocemos sus marcas tanto visuales como narrativas, sus relatos embutidos unos dentro de otros, la influencia del escenario teatral donde los telones suben y bajan, cambiando los escenarios y por los que los auxiliares pasan ceremoniosamente por delante ignorando la cámara - sumisa solo a Wes por alguna extraña conexión - la maestría y la astucia conque Anderson maneja esa herramienta tan valiosa, el “cinismo”, esa distancia que logra creando un clima emocional único donde se dan la mano los personajes niños – adultos (que siempre seguimos desde su primera aparición ) entre la seriedad conque hablan de sus problemas y sus conductas infantiles

Pero hoy los seres humanos sufren la ansiedad de la “novedad” que tiene el más alto valor de exposición en todos los ámbitos, y quizá el aburrimiento sea la respuesta a este último tramo de este director

La maravillosa Historia de Henry Sugar

El desratizador,

El cisne

Veneno

donde Wes se inclina por un clima oscuro y más bien siniestro que nunca habíamos avizorado antes en su obra. Los cuatro cortos se basan en los libros homónimos de Roald Dahl, autor británico de cuentos para adultos sobre niños. Obviamente tenía que atraer poderosamente al director

El arte no debería comentarse porque la palabra no puede transmitir lo que la obra dice, solo podemos farfullar alguna aproximación, el resto somos nosotros interpretando desde un monótono ego central, invadiendo el territorio del silencio, bloqueando lo genuino de cada uno y usurpando el gesto del artista. Son los restos que se resisten a la significación los que fundan la existencia del arte

relacionado

La irreferencialidad como destino 

                              juliavincent blog

 

 

 

Mayo 1 de 2025